Comunión, Libros de firmas
LIBRO DE FIRMAS COMUNIÓN: ALBA
Abril de 2038. Fuera llueve a cántaros pero a Alba no le importa. La primavera ha llegado y el pequeño jardín que da la bienvenida a sus clientes lo agradecerá.
Se planta en el centro del local y, respirando hondo, pasea su mirada por el pequeño comedor, orgullosa de ver cómo está quedando todo. Está convencida de que esos visillos azules a topitos le dan un aire muy coqueto. Sin saber muy bien cómo, le viene a la memoria aquella muñequita Gorjüs que salía en la portada del libro de firmas que le regalaron el día de su primera comunión. Fue un 7 de Mayo, en 2016, y también llovió al final de la tarde, como ahora. Lo recuerda muy bien porque, hace pocos meses, cuando decidió venirse a vivir a la montaña y sacar adelante este pequeño restaurante, lo metió en una de las veintisiete mil cajas que le acompañaban. El día de la comunión fué inolvidable y quizás fue precisamente la espectacular tarta que sacaron al final de la comida la que le animó a interesarse cada vez más por el mundo de la repostería y, con el tiempo, de la cocina.
Los años en París han sido estupendos y ha aprendido un montón de “les grands maîtres de la pâtisserie” pero ha llegado el momento de aterrizar, volver a la tierra y echar raíces. Ya hace unos meses, cuando subió con su grupo de amigos a hacer travesía al Pirineo y vio el pequeño cartel de “se traspasa” empezó a tenerlo cada vez más claro y por fin el sueño se ha hecho realidad.
Las mesas, a juego con los visillos, están preparadas y de la cocina sale el inconfundible aroma a bizcocho recién hecho. Alba abre una ventana y, tras descubrir el arco iris que empieza a asomar a través de la montaña, cierra los ojos, respira el olor a hierba mojada y sonríe feliz.
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Besetes en los mofletes!
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