Cajón desastre
CAJA DE RECUERDOS: JULIA
Julia asomaba su naricilla por entre las cortinas buscando a su madre en el patio de butacas. La había visto entrar hacía 5 minutos pero su amiga Ana le había preguntado algo y al darse la vuelta para mirarla, la había perdido de vista.
Faltaba muy poco para que comenzara su audición. Llevaba muchos años practicando con el piano… En su caja de recuerdos, aquella que le regaló su tía Mari cuando era bebé y que tanto le gustaba, guardaba fotos que probaban que con escasos 4 años, ya aporreaba las teclas de un Facioli que su abuelo Julián tenía en el salón.
Su madre (ah… ahí estaba ella, sentada en la segunda fila del patio de butacas) siempre le recordaba que el abuelo Julián tenía mucho aprecio a su piano, que lo trataba con mimo y pocas personas «eran dignas» de tocarlo… Por eso, cuando después de varios aporreos, en su quinto cumpleaños, le dijo que quería regalarle su matricula en el Conservatorio de Música para que aprendiera a tocarlo de verdad, le dió un abrazo tan grande que ambos lloraron y rieron a la vez, felices!.
Hoy, a sus 14 años, estaba a punto de salir al escenario de uno del Teatro más importante de su ciudad y participar en un concierto junto a chicos y chicas que la Joven Orquesta Nacional de España había seleccionado por todo el país. Su abuelo no había podido venir, porque se encontraba en casa, algo pachucho, pero su madre había prometido grabar la actuación en vídeo, para que pudiera verla y sentirse (más todavía) orgulloso de ella.
Ana estaba tocando los últimos acordes de su pieza… consiguió que su madre se percatara de su presencia en un lado del escenario monstándole la cámara de video, guiñándole un ojo. Se tocó nerviosa la oreja derecha, como hacía siempre antes de una actuación, respiró profundo y se colocó en su lugar, justo cuando Ana se levantaba de la banqueta y se inclinaba frente al público, que aplaudía su actuación. Era su turno.
Pd.: Una vez más espero que la historia inventada guste sus protagonistas y aprovecho para dar las gracias a «la tía Mari», por regalar a sus «sobrinos postizos» una caja de recuerdos, y contar conmigo para hacerlo!! 😉
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