Cajón desastre
CAJA DE RECUERDOS: ENZO
Mi nombre es Enzo y envío esta carta desde el futuro para que mi mamá Vanessa y mi papá Jorge la guarden en la caja de recuerdos que recibieron como regalo poco antes de nacer yo. Pienso cerrar el sobre y poner un solo requisito: “No abrir hasta el otoño de 2035”.
Me gusta esa caja. No sé por qué pero, de vez en cuando me da por abrirla y entonces “recuerdo” el camino marcado. Porque esa caja está llena de ilusión, como esas botitas rojas que también les regalaron cuando yo todavía era un garbancito en la barriga de mamá.
Mis papas entrenaban por aquel entonces varios equipos de baloncesto. Entre ellos, a alumnos del colegio La Salle Montemolín. Curiosamente, mamá era entrenadora de chicos y papá de chicas… Me siento orgulloso de ellos porque, con ese trabajo por educar en el deporte, marcaron su huella particular de que todos somos capaces e iguales.
Cuando yo nací estaba a punto de finalizar el curso y la temporada, así que, a la vuelta del verano, volví a las canchas y los pabellones pero ya en mi carrito de bebé, donde podía escuchar, con más fuerza que dentro de la barriga, los consejos, las instrucciones y las órdenes de cada entrenamiento, de cada partido. Entonces no entendía nada de nada. Lo mejor era cuando venían los chavales y se asomaban al carro para ponerme caras raras y decirme cualquier tontería con la que provocaban una de mis famosas risotadas. Al poco tiempo ya podía calzar mis primeras botas de basket y correr tras ellos buscando que me auparan para meter mis primeras canastas. Y hasta hoy.
Hoy es un día especial. Vuelo a Chicago, mamá. Me han concedido una beca para estudiar en la Universidad de Illinois. ¿No es increíble? En unas horas pisaré la misma cancha que pisó Michael Jordan. Un sueño hecho realidad. Gracias papá y mamá por inculcarme los valores de trabajo en equipo y constancia pero, sobre todo, gracias por apoyarme y animarme en todo momento. ¡Sois los mejores!
Dejar un comentario