Boda, Libros de firmas
LIBRO DE FIRMAS BODA: C&A
Celeste y Amador estaban sentados en la popa del velero… viendo alejarse el Puerto de Andratx al atardecer. Sus familiares y amigos se habían quedado en el muelle, continuando la fiesta en el Restaurante Barlovento.
El día había sido intenso y había la emoción había empezado ya a primera hora de la mañana cuando desde la recepción del hotel en el que se alojaban les habían llamado diciéndoles que alguien que les conocia, les esperaba en el hall y no quería dar su nombre. Celeste se puso unos pantalones y una camiseta y bajó entre intrigada y emocionada para ver al misterioso visitante.
Al salir del ascensor, echó un vistazo rápido al hall, sin ver a nadie conocido y se dirigió al mostrador de recepción donde se encontraba Sergio, el recepcionista del turno de noche. Éste le señaló con una media sonrisa, hacia la cafetería y hacia allí se dirigió Celeste…
Al entrar, vió a varios huéspedes desayunando y, junto a la ventana, mirando al mar, una persona a la que creyó reconocer pero pensó que se equivocaba, Lydia no podía estar allí… le había escrito hacía una semana diciéndole que no podía venir a la boda… que lo había intentado con todas sus fuerzas pero no podía dejar su trabajo en Filadelfia durante el tiempo necesario para viajar a España.
Celeste se fué acercando a la mesa y pegó un gritito de alegría, que hizo volver la cabeza a Lydia… Si. Era Lydia! Su Lydia!! Su amiga del alma a la que había conocido en el colegio pero al cumplir los 18, se había ido a vivir con sus tíos a Baltimore, para empezar allí sus estudios universitarios.
Se fundieron en un intenso abrazo para recuperar los dos años que hacía que no se veían y entre sollozos de alegría y emoción, Lydia le explicó que había conseguido que en la revista en la que trabajaba le dieran 5 dias libres así que había cogido el primer avión a Nueva York, de ahí a Barcelona… y de ahí a Mallorca, para pasar el día con ella. ¡El dia empezó de la mejor manera posible!
Y acabó con ella mirando al horizonte, junto a su recién estrenado marido… rumbo a Cerdeña… ¿Se podía pedir más?
Pd.: Cualquier parecido con la realidad… será pura casualidad… Esta historia es fruto de la imaginación (desbocada) de la autora del blog. 🙂
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