Comunión, Libros de firmas
LIBRO DE FIRMAS COMUNIÓN: AITANA
El pequeño cervatillo tenía la pata atrapada en un cepo y permanecía inmovil… Aitana y Laura se quedaron a una distancia prudencial, para no asustarlo y que no se hiciera más daño aún.
Aquella mañana habían salido más temprano. Llevaban tres dias “perdidas” en la Sierra de Madrid, después de haber salido “victoriosas” de sus exámenes de selectividad. Se habían ganado la desconexión lejos de la ciudad y habían aprovechado una casa que la familia de Laura tenía en un pueblecito de Segovia, para preparar una escapada y practicar el senderismo.
Hacía un par de meses que ambas habían cumplido los 18 y les había costado un poco convencer a sus padres de que las dejaran irse solas unos dias… y además a un pueblo en medio de la sierra, pero las buenas notas y su fama de responsables, les había ayudado a ganar la batalla.
Y allí estaban… futuras veterinarias y se habían encontrado un cervatillo al que ayudar… Lo primero que habían hecho era llamar al SEPRONA, para que mandaran a algún efectivo que les ayudara a liberar al animal. Por suerte llevaban un localizador en los móviles (cosas de sus padres) y les habían podido dar sus coordenadas, así que esperaban pacientemente a que los profesionales aparecieran.
Vieron llegar a la Patrulla 10 mn. después de llamar por teléfono… muy rápidos!! Se acercaron a “Bambi” (no podían llamarlo de otra manera) sigilosamente y le lanzaron un dardo tranquilizante que hizo efecto inmediato con lo que se acercaron y con mucha destreza, liberaron al animal de su cepo. Uno de los hombres les hizo un gesto indicándoles que podían acercarse y se presentaron. Él les dió las gracias por su rápida reacción y les preguntó si querían acompañarles al veterinario.
A las chicas se les abrieron los ojos como platos y ambas asintieron de inmediato. Cargaron sus mochilas en el todoterreno y mientras hablaban con los oficiales, acariciaban a Bambi… que “dormía” en la parte de atrás. El veterinario actuó con rapidez y curó a Bambi en un santiamén… y les dijo que iba a estar en observación unos dias, que podían acercarse a verlo si querían.
El resto de la semana, la visita a Bambi fué una excursión que hicieron con gusto porque vieron como poco a poco la pata que había estado aprisionada por el maldito cepo sanaba… y el cervatillo se dejaba acariciar como si hubiera estado con humanos toda su vida.
Una experiencia que jamás olvidarían porque además el veterinario del SEPRONA fué muy amable con ellas y les contó muchísimas cosas que les serían de utilidad en sus estudios.
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