Comunión, Libros de firmas
LIBRO DE FIRMAS COMUNIÓN: ALBA
El autobús de la linea 284 entró en la estación lentamente… y los viajeros que bajaban en la parada de Vellilla de San Antonio, empezaron a moverse en sus asientos, recogiendo sus pertenencias.
Alba, como todos los viernes, volvía a casa de sus padres desde Madrid, donde estudiaba su primer año en la Facultad de Medicina. Estaba siendo un año duro… pero los fines de semana le recargaban las pilas para afrontar las clases, las nuevas amistades y , en definitiva, aprender a vivir un poquito lejos de casa.
Nada más bajar del autobús, vió a su madre, que como cada viernes, la esperaba junto uno de los bancos de la pequeña estación. Se sonrieron y se dieron un buen abrazo al llegar la una junto a la otra. Hablaban todos los días por teléfono pero cuando se veían, siempre tenían algo que contarse.
Juntas, charlando, se dirigieron al coche con el que llegaron a casa en escasos 10 mn. Aparcaron en la calle, frente su casa… La luz de salón y de la cocina estaban encendidas… subieron las escaleras del porche y su madre abrió la puerta, dejándola entrar primero. Su padre no estaba en el salón así que arrastró su pequeña maleta hasta la cocina donde esperaba encontrarlo preparando una de sus estupendas tortillas de patata… pero tampoco estaba!
Extrañada, dejó su maletita en la cocina y volvió al salón… su madre tampoco estaba!! Extrañada, salió al porche de nuevo y al abrir la puerta, empezaron los gritos y las risas!!
«Sorpresaaaaaaaaaaa!!!» Sus padres, sus abuelos sus primos…. sus amigos del colegio… todos estaban allí para desearle por adelantado un Feliz Cumpleaños. Y la mayor sorpresa de todas fué distinguir a Marina entre toda la gente… Su amiga del alma, que se había ido a estudiar a Londres, estaba allí… había callado su viaje durante semanas… en todos los e-mails y en sus conversaciones por Skipe había guardado muy bien el secreto…. La emoción y la sorpresa hicieron que se quedara paralizada… pero duró poco.
Enseguida reaccionó y entre lágrimas de alegría empezó a abrazar a todos… Empezó a sonar la música y como por arte de magia, el porche se llenó de globos y banderolas… y en el jardín, aparecieron mesas con manteles blancos… que todos ayudaron a llenar con comida y bebida… ¡La fiesta comenzó!
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