CAJA DE RECUERDOS BEBÉ: ÁNGEL

Por el rabillo del ojo, vió correr a su primo Roberto hacia él y en un intento de esquivarlo, perdió el equilibrio y ambos cayeron… rodando sin control por la pendiente de césped.

Cuando consiguieron detener su caída, riendo a carcajadas, Ángel y Roberto eran un amasijo de piernas y brazos mientras el resto de la familia los observaba desde lo alto de la colina, gritando y riendo. Cuando recuperaron el aliento, se ayudaron mutuamente a levantarse y se “sacudieron” un poquito, con cariño… Eran primos… y eran colegas… prácticamente habían crecido juntos y ya desde pequeñitos tuvieron muy claro que pertenecían al Rubio Team que era como sus padres, que eran hermanos, se habían autoapodado desde jóvenes.

Todos los años, en verano, los componentes del Rubio Team pasaban una semana juntos en una casa rural. Este año, sumaban 17 Rubio bajo el mismo techo… 8 adultos… 9 jóvenes… el mayor de 16, Roberto y la última incorporación, Lucía, que tenía apenas 7 meses. Las semanas anteriores a su reunión, se las pasaban “ideando” actividades con las que divertirse todos juntos y la mayoría acababan como hoy, con alguien por los suelos.

Lo suyo era de traca… se hacían camisetas “corporativas” con los colores del equipo…. Azules, amarillas o verdes, iban alternando todos los años… los mismos colores que tenía su caja de recuerdos, aquella que su madre conservaba en el armario de su cuarto… Ya tenía 15 años y estaba mayor para según que cosas, pero esa caja era especial y le gustaba acurrucarse con su madre, a la que quería con locura, en el sofá y mirar lo que contenía. Su primo, se reía de él por esos momentos, pero Ángel creía que lo que tenía era envidia porque la relación con madre era buena, pero no tan “fluída”.

Enfrascado en estos pensamientos mientras seguía a su primo habían llegado a lo alto de la colina, donde se encontraron al Equipo sentado en medio del jardín… habían sacado las neveras portátiles y las bolsas de aperitivos y se disponían a disfrutar del “descanso”.