Comunión, Libros de firmas
LIBRO DE FIRMAS COMUNIÓN: LUCÍA
ucía corría por el paseo marítimo literalmente arrastrada por Stich, su golden retriever, que cada día se tomaba más en serio el running.
Había empezado a correr hacía 4 meses… Stich se hizo el remolón los primeros dias pero poco a poco fué cogiendo fondo (como ella) y estaban en un punto en que él la esperaba preparado con la correa en la boca, a la hora en que sabía que volvia a casa de sus clases en la Uni.
S0lían ver a la misma gente a esas horas… gente que corría como ellos, o simplemente caminaba. Algunos les saludaban y Stich incluso se paraba con una pareja joven con la que, invariablemente, se cruzaban a la altura del Casino. Ya de lejos les saludaba moviendo el rabo y tiraba de ella para llegar antes a su altura. Ellos, cariñosos, le hacían fiestas y le acariciaban la cabeza.
Hoy llevaban 10 minutos de carrera y faltaba mucho para llegar al Casino, cuando Stich tiró de ella con fuerza… pero hacia la derecha…. hacia la zona ajardinada del Parque de Mesones. Había visto a otro perro (perra como averiguó después) y tenía que acercarse a olisquear y saludar. Lucía le dejó hacer… La perra era muy dócil, llevaba collar y arrastraba una correa, pero ni rastro de dueño o dueña…. El parque no estaba muy concurrido a esas horas y tras las oportunas “presentaciones” entre los animales se agachó junto a ellos.
En ese momento apareció un chico por detrás de los árboles gritando “Lilo000! Lilooooo!” y Lilo dio un respingo, empujando a Lucía, que cayó de culo sobre el césped. El chico llegó a su altura en cuestión de segundos, antes de que le diera tiempo a levantarse y recomponerse y, mientras agarraba la correa de Lilo, le tendió la mano para ayudarla a incorporarse, sonriendo, a la vez que le pedía disculpas y le contaba que estaba sentado en un banco, leyendo, con la perra sentada al lado tranquilamente cuando ésta había echado a correr.
Y en estas estaban, sonriendo ambos como dos “pavos”, cuando Lucía quiso morir (un poco solo) cuando en el enésimo tirón de correa de Stich, la empujó hacia Pablo (si, se llamaba Pablo) y ambos cayeron al cesped con un ataque de risa.
Desde ese dia, Lucia se aficionó a la lectura, y casi todos los dias, las carreras por el paseo las hace en compañía. 😉
Dejar un comentario